Hoy y como os prometimos ayer hemos regresado a Shinjuku nuevamente para hacer una parada en un precioso conjunto de jardines, sí porque no se le puede llamar parque, ya que se quedaría corto, porque está formado por composiciones paisajísticas francesas, inglesas y japonesas. Se trata del parque “Shinjuku Gyoen” fue construido sobre los terrenos de una mansión privada de un señor feudal llamado Naito en la era Edo. Fue completado en 1906 como palacio imperial, y fue redesignado como jardín nacional después de la segunda guerra mundial. Este hermoso y frondoso parque posee 58,3 hectáreas, con 3,5 km de radio donde podréis apreciar los más de 20.000 arboles (1500 cerezos) cedros, árboles del tulipán, cipreses, y árboles Himalayan. El invernadero actual, erigido en los años 50 posee unas 1.700 especies tropicales y subtropicales, aunque por desgracia actualmente esta clausurado para el público por reformas.
Es un lugar muy adecuado para esquivar los azotantes rayos solares que hacen que se te torren las ideas, la entrada cuesta 200 yens pero los merece ya que aquí puedes comer y tomar un buen té junto al lago y ver las carpas muertas de hambre, que les haces una foto y se comen el flash. Tienes banquitos individuales para poder relajarte a la sombra de cualquiera de estos majestuosos árboles que proyectan su negra sombra que se asemeja al plumaje de sus inquilinos, los córvidos que campan a sus anchas entre los visitantes. En el jardín también podemos encontrar, aparte de los mencionados parques de estilo francés, inglés y japonés, alguna que otra casa de los guardeses del mismo, un restaurante (que no es nada del otro mundo), una zona de descanso con maquinitas para poder repostar y quizás comer unos fideos, una galería de arte, un invernadero, la vieja casa imperial y una casa de té de los pocos edificios que sobrevivieron a la barbarie de la guerra.
Los jardines abren sus puertas al respetable de 9:00am a 4:30pm, eso sí, menos los lunes cuestión por la que hoy escribimos este post, ya que nos fue imposible hacerlo el mencionado día. Para llegar aquí podéis dar un agradable paseo de 10 minutos desde la estación de JR Shinjuku o de 5 minutos desde la estación de Shinjuku Gyoen Mae en la línea de Marunouchi del metro de Tokio. En este parque hay cabida para todo, eso sí en un estilo más sosegado y menos frenético que su homólogo el caótico Yoyogi koen. Aquí hay familias comiendo alegremente en picnics improvisados, madres paseando con sus hijos, abuelos comiendo pipas, parejas paseando enamoradamente, guiris haciendo fotos a todo lo que se menea o se queda quieto y sobre todo gente pintando escenas paisajísticas, con un dominio de la pintura admirable y una paciencia propia de la edad, mas les convendría a nuestros mayores hacer estas cosas en lugar de criticar las obras del metro.
Y hasta aquí llega nuestra visita a este pequeño oasis en la jungla de asfalto, un lugar para apreciar la naturaleza en todo su esplendor, bien sea salvajemente o por medio de la mano humana, véase por ejemplo los jardines de estilo francés: se puede decir que estos jardines se basan en un principio geométrico y acotado, con un orden decorativo muy marcado en el que las flores y los setos toman un gran protagonismo, asimismo, los senderos aparecen muy bien definidos, con trazos muy lineales, que en sus bordes están acompañados por coníferas u otros árboles con copa recortable.
En cambio, los jardines de estilo inglés se caracterizan por amplios espacios en los que no preocupan los desniveles del terreno ni la poda de árboles y arbustos, sino que se prima la presencia del césped y la existencia de un estanque, aunque esto último puede no aparecer.
Por último, los jardines japoneses, estos jardises se basan en una representación geográfica, del archipiélago de islas que componen Japón, es el paisaje japonés casi en escala. Los sintoístas le otorgan una visión del cosmos a este concepto, donde el mar representa al vacío, y las islas son los objetos que lo rellenan. Pero para elaborar un jardín japonés no hay que pensar en un mar basto, sino en entrelazamientos, en agua que fluye entre islas. Las islas son elementos importantes, y se representan con rocas. Con rocas también se representan las montañas, todo esto en el vacío, que es lo que representa al mar. Además, y como es obvio, no podían faltar en ningún jardín japonés las plantas: perennes, caducas, flores de estación y otros elementos vegetales clásicos como el bambú y el pino negro japonés jamás deben faltar, además de otras cañas y árboles que dejen caer sus hojas (que no se deben limpiar) para permitir el crecimiento de musgos y helechos en su base. Suelen armarse cascadas en los desniveles, que producen ríos que rodean islas. Existen distintos modelos de jardines japoneses: los de paseo, de Aposento, de té y los de contemplación (o zen). Los primeros están caracterizados por poseer un sendero que rodea un estanque y transita por los lugares más importantes del jardín. El estanque, dentro de lo artificial, sigue patrones naturales como las mareas, estaciones, etc.
Espero que os haya parecido interesante, ahora y tras tomar un refrigerio, un delicioso batido natural de melocotón blanco, simplemente delicioso, con un punto de dulzor único. Es algo que no se puede describir pero que no se parece en nada al típico zumo guarrindepeich que te venden en España y que sabe pastoso, y menos aun esas “cosas” que te venden en almíbar… con lo buenos que están los melocotones naturales de la huerta murciana o estas delicias de pelusilla blanquecina. En Japón es conocido como durazno 桃, en japonés “momo” (もも), la mejor es la variedad blanca de olor agradable y sabor inmejorable. Hay cuento famoso, tal vez lo conocen que se llama "Momotaro" que se trata de un héroe que nació del durazno o melocotón y al crecer, decide recuperar el tesoro que está en el onigashima (isla de los diablos) y se enfrenta con el diablo "oni"... si te interesa saber más puedes encontrar en wikipedia o en las mejores librerías.
De regreso a casa hicimos una última parada en un pequeño templo junto al tren en una colina que da acceso a un mirador desde donde se puede apreciar una preciosa puesta de sol sobre el rio. Se llama Sengenjinja, y de el sabemos tan poco como del distrito en el que residimos, Ota-ku, es todo un misterio, si alguien encuentra información acerca de esta pequeña maravilla, que por favor no dude en facilitárnosla, muchas gracias y disculpad pero nos fue imposible averiguar nada al respecto.
De regreso a casa hicimos una última parada en un pequeño templo junto al tren en una colina que da acceso a un mirador desde donde se puede apreciar una preciosa puesta de sol sobre el rio. Se llama Sengenjinja, y de el sabemos tan poco como del distrito en el que residimos, Ota-ku, es todo un misterio, si alguien encuentra información acerca de esta pequeña maravilla, que por favor no dude en facilitárnosla, muchas gracias y disculpad pero nos fue imposible averiguar nada al respecto.
En fin, esperamos que os haya parecido interesante y nos volveremos a encontrar en próximos post, un abrazo transoceánico.
2 comentarios:
YO CREO QUE ESE MELOCOTON DE LA FOTO LO HE VISTO POR AQUI. BUENO VEO QUE LO ESTAIS PASANDO BIEN. BESOS ROSA
Lo de Momotaro lo tienes tambien en un capitulo de sinchan, respecto a lo de Sengenjinja se vera que se puede hacer.
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