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martes, 5 de agosto de 2008

Un dia en el rio: Los puentes de Madis... Sumida.

Asakusa: el edificio Asahi

El conjunto arquitectónico de la empresa cervecera Asahi es sin duda uno de los símbolos que más atraen a la gente de Asakusa. Lo que llama la atención de estos edificios no es su tamaño, porque no son enormes rascacielos, tampoco es que presenten un diseño totalmente rompedor que destaque con fuerza sobre los demás, lo que le da su fama es la simplicidad simbólica que representa la innovación y el progreso de la sociedad nipona. Estos edificios fueron diseñados por Philippe Starck y Makoto Nozawa, que pretendían representar un vaso de pinta lleno de cerveza en el edificio más alto y una simbólica “llama” en el más bajo que no deja de ser polémica ya que la gente debate acerca del diseño en sí, pues no queda del todo claro si se trata de una llama, de espuma, de un meteorito o de una caca como hemos leído en algunos foros, en fin juzgad vosotros mismos.





Como está relacionado con el edificio en sí, hemos pensado en hablaros un poco por encima de la historia de la cerveza japonesa conocida como Asahi. El origen de Asahi (朝日"sol naciente") está obviamente relacionado con la extensa historia de la cerveza en Japón, pero como es muy larga y farragosa tan solo os comentaremos que las andanzas de la cerveza comenzaron en los puertos comerciales japoneses a finales del s. XIX por influencias extranjeras. Esto abrió los ojos al gobierno que no dudo en tomar parte en este creciente negocio creando su propia fábrica.
Así nació la Sapporo Brewery Ltd allá por 1886, dando lugar posteriormente al nacimiento de otras destilerías dentro de ese periodo. Una de ellas fue Osaka Brewing Company, que es la que nos interesa ya que fue la creadora de la mencionada Asahi (1892). Fue la primera cerveza que fue puesta a la venta en lata en Japón, sin embargo vendía más bien poco porque era de mala calidad. Pero esto no supuso un gran problema para las cabezas pensantes japonesas, ya que decidieron importar la materia prima de países con mayor tradición productora y, a su vez, inteligentemente mandaron a estudiantes a que se formaran en dicha tradición fuera del país. Como resultado de tanto esfuerzo e investigación surgió Asahi Super Dry, que es el producto más internacional y exitoso de esta empresa, de sabor intenso y refrescante pero sin llegar a ser tan amarga como otras.









Rio sumida

Sin duda si visitáis Tokio no debéis perderos la que, sin duda, será una experiencia maravillosa que recordareis toda la vida. Se trata de un recorrido fluvial por las aguas del caudaloso rio Sumida a bordo de alguno de los autobuses acuáticos habilitados para vuestro deleite. Esta es la mejor forma de evitar el calor y las aglomeraciones de la ciudad y de tener una visión totalmente distinta de la urbe más allá de la que podréis conseguir pateando sus calles, además así os aseguráis de que habéis visto todo lo que es posible ver y desde todas las perspectivas.
Sobre las aguas podéis observar, si tenéis suerte, toda clase de vehículos marinos desde grandes barcazas que transportan residuos o maderas hasta guardacostas, pescadores solitarios en antiguas barcas o los yakata-bune (unos lujosos restaurantes flotantes, donde los clientes sentados en tatamis comen pescado dulce (ayu) acompañado de sake. Desde aquí podéis apreciar mejor la distribución la las casa, oficinas e improvisados campamentos a las orillas del rio, donde residen los tokiotas más desfavorecidos y humildes, apreciareis las ropas tendidas y los grandes rascacielos e incluso la preciosa y llamativa torre de Tokio.













Llamará vuestra atención las numerosas autopistas que tienen varios niveles y que son las colapsadas arterias de este país. Pero, sin duda lo que más os gustara serán los puentes de colores por los que pasareis y que comunican ambas orillas, hay doce en total que comunican Asakusa con la bahía de Tokio. Los puentes son impresionantes y todos tienen escrito su nombre en japonés, los hay de diferentes estilos desde los más simples a los más modernos que se asemejan al del anuncio de los seguros Mafre. Intentaremos poner el nombre de todos los puentes por los que pasamos, con sus correspondientes fotografías, perdón por si nos comemos alguno o por si están desordenados pero es un auténtico jaleo diferenciarlos.









El primero es el puente de Azuma Bashi, tras el está el de komagata Bashi, seguido a su vez del Umaya Bashi, para continuar con el Kuramae Bashi, entre este y el puente de Ryogoku Bashi pasa otro puente que es el de la JR (Japan Rail – tren) de la línea de Ueno, tras el puente de Ryogoku se encuentra el Shin-ohashi, un poco más adelante aparece el puente de Kiyosu Bashi, pasado este aparece el puente de Sumidagawa ohashi y poco más adelante se encuentra el Eitai Bashi justo antes de la bifurcación que se produce al llegar a la bahía de Tokio , donde nuestro barco se dirigió rumbo al parque de Hamarikyu atravesando los tres últimos puentes que son: el de Chuo-ohashi, Tsukuda-ohashi y Kachidoki Bashi. Esperamos que os hayan gustado y que no os hayáis vuelto demasiado locos con tanto nombre y puente, a continuación os hablaremos del mencionado parque de Hamarikyu que es la primera escala de nuestro viaje fluvial.





Jardin hama-rikyu

Al fin tras un apacible paseo por el rio nuestro barco alcanzo ruidosamente (como podéis comprobar en el video) uno de los jardines más bonitos y peculiares de Tokio, se trata del jardín de Hama-rikyu. Este vergel situado en plena bahía de Tokio perteneció al shogunato Tokugawa (que esperamos ya os sea conocido) y fue fundado en 1654, es un jardín extenso que por desgracia no tiene demasiadas sombras para cobijarse del calor del sol, para que os hagáis una idea os ponemos una foto del mapa del lugar que fue ampliado durante el siglo XIX. En la primera mitad del siglo pasado el jardín, junto con la ciudad de Tokio, sufrió daños devastadores entre ellos un terremoto y varios incendios que asolaron a la población, por no olvidar los desastres que ocasionó la Segunda Guerra Mundial.




El jardín es de estructura puramente oriental, con sus zonas verdes rodeando al lago central que está protegido por numerosos montículos desde donde se divisa toda la bahía. Pero sin duda lo que más llama la atención de este jardín, es la casa de té que se encuentra en Nakajima, una pequeña isla cercana a la orilla a la cual se puede llegar por medio de dos puentes, uno tradicional y otro más moderno y largo de madera de cedro que mide unos 118 metros que unen esta isla con otra llamada Konoji y ambas con la orilla, dividiendo a si en dos partes la sección principal del lago.





Como nota anecdótica, hay que hablar de una pequeña lapida-monumento erguida en honor a los patos que eran cazados por los shogunes Tokugawa y sus vasallos samuráis. Estas aves eran cazadas combinando la necesidad alimentaria con el entretenimiento típico de las épocas de paz. Por esa razón hoy podemos contemplar dos estanques de caza de patos llamados kamoba, construidos a finales del siglo XVIII.








La casa de té junto al lago está fechada en 1707, aunque tuvo que ser renovada hacia 1983. Es un oasis de paz y serenidad donde desconectar y pasar un rato agradable en armonía con uno mismo. Guarda la esencia de la más pura tradición nipona, con una estructura simple y para nada ostentosa, compuesta de un edificio principal formado por cuatro estancias tradicionales donde puedes sentirte parte de la historia. Rodeando este edificio se encuentra una superficie de madera desde la cual podéis contemplar el lago y los jardines. En este lugar podéis saborear uno de los pequeños-grandes placeres que tiene Japón, se trata de la ceremonia del té (de la que os hablaremos a continuación, y que por desgracia no pudimos ver, solo saborear), para ello debéis descalzaros en la entrada y acomodaros sobre el tatami a la espera de que las amables mujeres que atienden el negocio os sirvan cordialmente una bandeja con un bol de matcha (té verde) y un pequeño y delicioso dulce en forma de flor.



Ceremonia del te


La ceremonia japonesa del té es una forma ritual de preparar té verde o matcha (抹茶, matcha), influenciada por el budismo zen, sirviéndose a un pequeño grupo de invitados en un entorno tranquilo. Pero va mas allá del mero hecho de preparar un té y beberlo en compañía, es en si la mayor muestra de hospitalidad, respeto, sinceridad y humildad que una persona le pueda entregar a otra. Es una comunión con la paz interior a través de una bebida que te permite simbólicamente fusionarte con el medio olvidando los problemas del día a día y siendo durante un momento, quizás un poquito más feliz.













La ceremonia tiene varios nombre, dependiendo de si se prepara individualmente o en grupo, asi, Cha-no-yu (茶の湯, Cha-no-yu literalmente, "agua caliente para el té") se refiere usualmente a una ceremonia individual, mientras que sadō o chadō (茶道, 'sadō o chadō' "el camino del té") se refiere al estudio o doctrina de la ceremonia del té. Cha-ji (茶事, 'Cha-ji') alude a una ceremonia del té completa, incluyendo una frugal comida (kaiseki), té ligero (usucha) y té espeso (koicha), prolongándose aproximadamente cuatro horas. Chakai (茶会, literalmente "cita del té"?) no incluye el kaiseki. Estas son a groso modo las variantes de la ceremonia, nosotros tan solo degustamos el tazón que estaría incluido en la ceremonia individual.



















Llevar a cabo este proceso no es tarea fácil, requiere mucha preparación, aunque lo que es primordial es la intención de querer llevarla a cabo más que el hecho de saber cómo se hace, o lo que es lo mismo es más importante la voluntad del hecho a toda la tradición que va detrás. La persona que realice esta ceremonia debe estar familiarizada con la producción y los tipos de té, además del kimono, la caligrafía, el arreglo floral, la cerámica, incienso y un amplio abanico de otras disciplinas y artes tradicionales, esto le puede llevar toda una vida, por eso la esencia de esta ceremonia reside en el corazón de las personas y se expresa a través del matcha. El invitado, del mismo modo, también debe de saber unos gestos, frases y posturas adecuados para la celebración que lleva a cabo, y que se aplican a la hora de beber, comer y estar en la sala del té. Nuevamente se aplica la norma del sentido común, educación, respeto y serenidad serán la base del invitado al margen de los pasos protocolarios, que solo son exigidos en ceremonias formales, no en las que podáis llevar a cabo en vuestras casas.









En resumen, la ceremonia del té requiere años de práctica y aprendizaje, eso es cierto pero hay que recordar que en sí mismo no significa más que hacer y servir una taza de té. Pero lo que es sumamente importante es que dicho acto debe realizarse de la manera más perfecta, más educada, más graciosa y más encantadora posible, al margen del protocolo. A continuación podéis ver unas imágenes de la ceremonia y de los utensilios que se usan en la misma y cuya utilidad es para tratar los ingredientes básicos que son el matcha (polvo de té verde que se obtiene de las mejores cosechas y que tiene enormes propiedades beneficiosas y un sabor agradable, nunca debe añadírsele azúcar) y un agua lo más pura posible.

Tras nuestro paseo por el parque y aun con el sabor del té en la boca, cogimos de nuevo uno de los ferris para continuar nuestra singladura, así nuestro próximo destino seria la Isla de Odaiba. Esta isla artificial es una de las zonas más modernas y más tranquilas para dar un paseo y cambiar de aires, está situada en plena bahía de Tokio, en ella se encuentra una réplica de la Estatua de la Libertad y desde allí tendremos una excelente vista de la Torre de Tokio, una copia exacta de la Torre Eiffel pero tres metros más alta (al menos de eso presumen los japoneses). Odaiba fue construida en 1853 por el shogunato Tokugawa, y consistía en una serie de seis fortalezas destinadas a proteger Tokio de ataques vía marítima.






Gracias a la Expo '85, esta isla robada al mar fue modernizada convirtiéndose en un escaparte para mostrar al mundo un futurista estilo de vida. Pero no fue hasta 1996 cuando Odaiba fue replanteada como un área comercial y de entretenimiento, hecho que revitalizo la isla que ahora acoge centros comerciales, hoteles, balnearios, parques de atracciones e incluso la sede de los estudios de Tv Fuji (padres de la exitosa serie de animación Bola de Dragón). Hay muchas formas de llegar hasta aquí, ya que Odaiba está unida a Tokio por varios puentes y túneles, incluyendo el puente colgante Rainbow Bridge, muy parecido al puente de San Francisco pero en color blanco. Sobre este último, corre el sistema de transporte automático Yurikamome, un monorraíl que carece de conductor. Sin olvidar por supuesto el sistema de ferris por el que llegamos y que une esta isla con tierra firmecilla.







Entre las atracciones turísticas que alberga este lugar, destacan las siguientes: los estudios de Fuji TV diseñados por Kenzo Tange que es mundialmente reconocido por su estructura de ángulos de 90 grados rematados por una enorme esfera de 1200 toneladas y que es una excelente plataforma para observar todo el recinto ( nosotros no pudimos entrar porque se nos hizo muy tarde), junto a la pequeña y acogedora playa de Odaiba se levantan la zona comercial representada por los megacentroscomeriales, de los que destacan dos, el Decks Tokyo Beach y el Venus Fort.

El Decks Tokyo Beach, es una megalópolis comercial inspirada en un paseo marítimo y dividida en dos estructuras: el Seaside Mall y el Island Mall, ambos albergan restaurantes muy acogedores donde comer muy variado y entorno a los dos mil yens, eso si saciándote de buena comida y en abundancia. Despues de salir de comer era obligatorio, porque ya lo habíamos hablado, el tomar un buen sake. Entramos en una tienda que vendían botellas de buena calidad, y despues de comprar alguna de ellas, entramos en un restaurante, que estaba enfrente de la tienda, en el que se podía pedir una degustación de tres tipos distintos de sake por 700 yens, es para degustarlo, no se puede describir con palabras. En este centro también se encuentra el parque de atracciones cubierto de Tokyo Joypolis , una paranoia de sega para el deleite de los pequeños. Pero sin duda el que más nos impresiono fue el vecino centro comercial situado en Palette Town a orillas del rio, el conocido como Venus Fort.





Este lugar os dejara perplejos y pondrá los dientes largos a mas de una, y no es machista, ya que este establecimiento es la visión nipona del paraíso de las tiendas concebidas para las jóvenes. El recinto imita a la perfección una construcción romana, con un patio abierto que deja ver un precioso cielo azul con nubes, que logra hacerte pensar que realmente te encuentras en un espacio abierto debido en parte a la iluminación. Aquí tienen su residencia más de 170 boutiques y restaurantes especializados en satisfacer a todas las mujeres y a los hombres porque tenía todo muy buena pinta. Este lugar tiene el lavabo mas grande de todo Japón con 64 aseos, además acoge una exposición permanente de automóviles antiguos que no debéis dejar de ver.















Otro lugar interesante es el Tokio Big Sight, este edificio es visible desde el rio y da la bienvenida a los visitantes, este lugar es conocido normalmente como la Feria Internacional de Tokio y en su interior se celebra un festival anual que es de lo mas cool, el Design Festa. Para reconocer este edificio lo tenéis fácil, tan solo hay que buscar las pirámides invertidas de la torre de conferencias que asoman sobre el pabellón de exposiciones.

Pero Odaiba aun tiene mucho más que enseñar, es un lugar hecho para y por el entretenimiento y el diseño arrollador. Prueba de ello es que aun tiene mas centros comerciales como es el caso de Aqua City o Zepp Tokyo, dos lugares para pasar la tarde-noche en compañía de los seres queridos. Aquí podéis cenar cualquier cosa, ver un acuario enorme, visitar el Miraikan, El Museo Nacional de Ciencia Emergente e Innovación, ir al cine a ver una buena película e incluso rememorar tiempos de la infancia dando una agradable vuelta en la noria Daikanransha, que es tras la London Eye la más grande del mundo. Y si el ajetreo os acaba pasando factura, podéis ir a recuperar fuerzas a las aguas termales de Oedo-Onsen-Monogatari. Este Onsen está ambientado como si se tratara de un pequeño pueblo de la era Edo, tiene un manantial de agua mineral que brota a 1400 metros de profundidad, tiene restaurantes y tiendas. Para los curiosos, no lo sentimos, no hemos podido entrar porque había que hacer reserva. Por último y como dato curioso-friki hay que decir que fue en esta isla donde se rodo el mítico programa de Takeshi Kitano, “Humor Amarillo”, ahí queda como dato para la posteridad.








Salon del automóvil de Toyota (amlux)

Cuando ya nos íbamos a casa, porque negras nubes de tormenta aparecían por el sur… nos encontramos con una exposición de vehículos de Toyota, conocida como Amlux. Este es un salón de salón de exposición, muestra y entretenimiento de esta conocida casa de automóviles japonesa. Tiene cinco pisos en los que podéis ver e incluso probar las novedades del mercado del motor, y no solo de Toyota sino de otras empresas como Crow. Autenticas maravillas por precios irrisorios, monovolúmenes, 4x4, limusinas, coches de gamas altas y novedades futuristas comparten lugar en este salón, una parada obligatoria sobre todo por si estáis pensando en cambiar de coche, ya que por 5 millones de yens podéis tener a vuestra disposición este pedazo de monovolumen que hará las delicias de grandes y pequeños.









Esperamos que hayáis disfrutado leyendo este post, y pedimos disculpas por la tardanza pero necesitábamos unos días de relax para afrontar la recta final de nuestro viaje, esperamos que todo haya sido de vuestro agrado y nos leemos en próximas entregas, que esta vez no se harán esperar tanto, cordiales abrazos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

BUENAS CUANTO TIEMPO. YO CREO QUE LO DE LA CERVEZA EN UN CAGARUTO O ESO PARECE. UNA PREGUNTA DONDE SALE LA TORRE EIFELL? BUENO BESOS ROSA

CACHONDOMEIN (DIEGO) dijo...

Mira a ver si pita mas el barco para pasar, ni que fuera valenciano el conductor.
Hey fijaros en el video del te, son los de ESTOPA.
Grandiosos los coches.
Un saludo y seguir disfrutando.