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jueves, 12 de junio de 2008

Jabón volador y disculpas (11-06-2008)

Ante todo lo primero es lo primero, disculpas por no haber publicado ayer ninguna entrada pero todo tiene una explicación así que esto más aun, de todas formas no se volvera a repetir. Todo fue debido a una suma de acontecimientos que condujeron a un cansancio supremo. Todo comenzó con un desayuno espléndido el famoso y delicioso melón pan acompañado por un café con leche y un chocolate fresquito. Para aquellos que no sepan de lo que estoy hablando, aquí tenéis un breve referencia: メロンパン meronpan, esto es un pan dulce de Japón. Es blando, de forma redondeada y normalmente cubierto de una capa crujiente, parecida a la de una galleta. Su apariencia es similar a la de un melón. Normalmente no poseen dicho sabor (aunque en ocasiones se usa esencia de melón para potenciar su aroma), La etimología es interesante, ya que por un lado la palabra meron es un préstamo lingüístico del inglés melón, mientras que pan es un préstamo del español(o portugués según qué autor) para designar el bread inglés. El meronpan es la comida favorita de diversos personajes de anímé y personalmente también se ha convertido en la mía. ¡Como voy a hechar de menos estos desayunos en Madrid!


El día era francamente grisáceo común toque neblinoso y el aire olía a sardinas fritas, sí sí a sardinas habéis leído bien. Total que invitaba a hacer más bien poco, pero hay que ser responsables así que decidimos ir a solucionar un problemilla pendiente, nuestro futuro alojamiento mas allá del fin de junio. De modo que pusimos rumbo a Shinjuku con el claro objetivó de conseguir que no nos tomasen por el pito de un sereno, osea en otras palabras que nos diesen aunque sea un cacho de alfombrilla.

Pero claro no iba a ser un viaje de rosas, puesto que como no tenemos impresora tuvimos que “memorizar” el mapa de cómo llegar al hotel de hatagaya. Bien parece sencillo, pero va a ser que no lo es tanto, puesto que después de patearnos la friolera de ¡20 kilómetros andando! Bordeando el Palacio Imperial (pero sin llegar a verlo) acabamos nuevamente sin saber como en el hotel donde nos alojamos en Jimbocho. Pero ¡aun hay más! En nuestra odisea particular nos encontramos con todo tipo de seres y cosas tan extrañas que asustarían al propio Ulises.

Buscamos una tienda de futones mas allá de los limites explorados por el hombre a través de callejones por los que no pasan ni los vagabundos(sin éxito, por cierto) , aparecieron varios templos budistas tradicionales con su shire, su cementerio su ¡Toyota prius! (te cagas con los monjes, esto sí es fusión de modernidad y tradición), bordeamos un rio con mas mierda que el palo de un gallinero ( con deciros que el Jarama a su lado es un centro de Spa), y en nuestro peregrinaje decidimos al fin preguntar una ruta hacia el lugar que no encontrábamos ni con diez mapas de modo que inquirimos a una pareja de transeúntes sobre la ubicación del mencionado hotel y tras una ardua conversación en ingles al final resulta que hablaban español y que estábamos a tomar por el cacas del dichoso hotel ( sarcástico pero real como la vida misma), continuamos andando sin saber muy bien hacia donde pero sin perder las fuerzas cuando de repente y ante nuestros ojos vemos la bandera de España que anunciaba un par de restaurantes patrios: el España y el olé-olé que no sé como se comería en ellos pero que tenían unos precios bastante curiosos (entiéndase por curioso una paella 10000 yens, por no comentar que eran bastante jroñosos), con respecto a un tema anterior en relación a la embajada nos da pie para contar lo que viene a ser un trámite sencillo como es mandar un sobre con unas fotos, que en principio es fácil, se vuelve ridículo al no tener forma de cerrar el mismo sin recurrir a quela tía de correos le eche ahí pegamento del colegio de su hijo y como colofón a la absurdez en estado puro nos encontramos con la extraña pareja: una viejuna y un perro patada sentados ambos tan ricamente en sus respectivas sillas en una terraza tomando un café cada uno en su tacita como si estuvieran jugando a las casitas y la gente a la aquí no pasa nada, vamos haces eso en Madrid y te cierran el bar y te meten en el manicomio (pena de no haber podido hacerle una foto, era pa verlo lo juro jejeje).



Cambiando de tema hay algo que nos ha llamado poderosamente la atención es la diferencia abismal que hay entre los precios de los libros y las consolas ganando por goleada estas últimas y fomentando así el vicio ante la cultura y eso que los libros son de segunda mano. Para muestra un botón la PS3 cuesta 39000 yens frente al precio de los libros que oscilan desde 4000 a 250000 yens, en fin sin comentarios, no se merece ni una foto.

Al fin llegamos a casa con un sueño perpetuo que nos duro hasta el día siguiente, usease hoy, y este fue uno de los motivos por lo que decidimos aplazar la publicación de la entrada a hoy. Pero que estemos en el hotel no significa que no nos pasen cosas, porque ya hora viene el origen del nombre de la entrada, cual es mi sorpresa al llega a la habitación y descubrir que la bolsa con el champú, el gel y la esponja a salido volando literalmente por la ventana y descansa cómodamente cuatro pisos más abajo sobre el rojo toldo del local, obligándome a cargar con el bote de litro de gel y el champú de reserva en fin… habrán sido los cuervos que aquí son como buitres (literal).

1 comentario:

Unknown dijo...

Bien A vivir experiencias que luego no se diga EHEH